La asociación civil Amigos
del Museo de las Culturas, Pasión por Iztapalapa, se manifiesta a favor de la
verdad y la justicia, por lo que solicita a las autoridades, esclarezcan las
muertes de personas que supuestamente fueron ocasionadas por “una jauría de perros”
de la zona del Cerro de la Estrella.
Asimismo, la
asociación civil Amigos del Museo de las Culturas, Pasión por Iztapalapa,
conmina a la sociedad en general a crear conciencia sobre la importancia de la
Declaración Universal de los Derechos de los Animales. La asociación se
proclama defensora de tales derechos y exhorta a la ciudadanía, en particular a
quienes adopten o compren un perro (preferible adoptarlo),
a esterilizarlo, alimentarlo, quererlo, pero sobre todo, actuar con
responsabilidad.
Es imperante que el Cerro
de la Estrella deje de ser nota roja y amarillista ante la opinión pública
porque en nada ayuda al trabajo cultural, económico, social y deportivo que
realizan pueblos y barrios originarios, organizaciones de la sociedad civil y
ciudadanos en general en esta demarcación, en especial en el cerro.
Con el paso del
tiempo este espacio público fue ganando simpatía como el lugar adecuado para
ejercitar la mente y el cuerpo, así como alimentar el conocimiento, la cultura
y la responsabilidad de la sustentabilidad ambiental, tan necesaria para la Ciudad
de México, debido a sus características místicas, históricas, culturales y naturales.
Por ello, debemos respetarlo y engrandecerlo para futuras generaciones.
Desde la conformación
de Amigos del Museo de las Culturas, Pasión por Iztapalapa, hemos trabajado en el
Cerro de la Estrella con la finalidad de revalorizarlo, así como una permanente
invitación a la ciudadanía a que se sume a tan noble y necesaria labor.
También llamado Huizachtepetl en la época
prehispánica, el cerro forma parte de la cadena de volcanes de la Sierra de
Santa Catarina que hiciera erupción hace miles de años, antes de que se
asentaran los primeros grupos humanos en la parte oriental de la cuenca de
México. A veces el cerro quedaba rodeado por agua debido a la fluctuación del
nivel del lago, convirtiéndose en una isla; al descender, de nuevo se conectaba
con tierra firme. El Cerro de la Estrella lleva este nombre desde la época
hispánica debido a que en sus faldas se encontraba la Hacienda de la Estrella.
A
pesar de que el cerro fue declarado Parque Nacional Cerro de la Estrella el 14 de agosto de 1938, por el entonces
presidente de México, Lázaro Cárdenas, gobernantes
y políticos permitieron el crecimiento de la
mancha urbana, lo que redujo el área protegida por dicho decreto que establecía
mil 100
hectáreas de superficie. Por consiguiente, se perdió
la categoría de parque nacional.
El 30 de mayo de 1991, fue
declarado área natural protegida, “sujeta a conservación ecológica”, bajo la administración del Gobierno
del Distrito Federal. Actualmente sólo tiene 143 hectáreas. Al respecto, en las cuestiones
jurídicas podría existir controversia.
Con una altitud de 2,450 msnm y una
altura sobre el nivel medio de la Ciudad de México de 224 m, el suelo del Cerro
de la Estrella ayuda a recargar el manto acuífero de la cuenca de México mediante
la filtración de agua de lluvia; proporciona oxigeno; regula la temperatura
alta del ambiente; mitiga el ruido y es hábitat de flora y fauna.
El Cerro de la Estrella tiene
gran riqueza arqueológica, el más importante es el templo-pirámide donde se
celebraba la ceremonia del Fuego Nuevo cada 52 años. La construcción que está
orientada hacia el poniente se compone de cinco superposiciones, lo cual señala
cinco períodos constructivos que corresponden a diferentes épocas. Investigaciones
arqueológicas han documentado en la cima del cerro ceremonias desde por lo
menos el año 500 a.C.
En el cerro existen más de 60
cuevas, la mayoría utilizadas con fines habitacionales y ceremoniales en la
época prehispánica. Una de estas cuevas es la famosa conocida como la cueva del
diablo, cueva que ha generado un sinnúmero de leyendas. Ésta fue cerrada por
motivos de seguridad.
También se han localizado y
catalogado más de cien petroglifos o piedras grabadas con diferentes diseños. Algunas
piezas arqueológicas encontradas en diferentes áreas del cerro conforman parte
del acervo de los museos Exconvento de Culhuacán y Fuego Nuevo.
Entre las actividades que suelen
practicar los visitantes encontramos: ceremonias prehispánicas, caminata,
calistenia, trote, y cada año se realiza una carrera a campo traviesa; la gente
practica defensa personal, hace ejercicio aeróbico, ciclismo de montaña, paseos
familiares y recreativos que pueden culminar en lo más alto del basamento
piramidal, desde donde podremos observar, si el viento nos ayuda a limpiar el
cielo, de experimentar una panorámica de 360 grados de la cuenca de México.
El Cerro de la
Estrella, además de ser un punto geográfico de
gran importancia arqueológica, cultural y natural, es el escenario donde se
realiza la representación de la
Pasión de Cristo, importante manifestación religiosa que año con año atrae
hasta cuatro millones de personas.
Con
información de: Beatriz Ramírez González, cronista de Iztapalapa; y Miriam Ramírez Rico, Amigos
del Museo…
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